Sermón 19 de Junio 2005
Aquí esta el semón del domingo 19 de Junio de 2005:
Jesús y la Ley
Mateo 5:17-20
La moral es un árbol que da moras, esa fue una definición que dio un antiguo político mexicano cuando le cuestionaron sobre la moral. Quizá suene un poco gracioso pero si vemos el mundo el día de hoy y el concepto que tiene de la ley, reglas y normas, sumando la relatividad que existe, podríamos ver que quizá la frase que dijo el político no este muy fuera de la realidad que una persona que no es creyente tiene sobre estos asuntos. Es curioso si hiciéramos este ejercicio, creo que ningún abogado mexicano sabe cuantas leyes federales existen, con tanto ordenamiento, ¿cómo se puede ser un ciudadano modelo en el siglo XXI? ¿Cómo cumplir con la ley de Dios si no comprendemos su significado?
En los sermones pasados estuvimos estudiando las bienaventuranzas de Jesús y pudimos ver los altos estándares que se exigen en el reino y como podemos ser cristianos en un mundo que no lo es. Sin embargo Jesús ha explicado su reino sin referirse a la ley, la norma de comportamiento. Es curioso que haya empezado primero con las bendiciones, pero no por eso iba a dejar pasar de lado la ley y más curioso aún es que solo por El podemos encontrar un sentido a la ley.
Jesús ahora nos va a explicar las reglas, el estándar del reino y su relación con el Antiguo Testamento. Jesús nos dará aquí su enseñanza del lugar que tiene la ley en la vida Cristiana.
Los puntos a tratar el día de hoy son: 1) ¿Cuál es la importancia de la ley?, 2) ¿Por qué solamente en Cristo podemos encontrar un sentido a la ley? y 3) ¿Cómo vivir de acuerdo a la ley?
Vayamos al pasaje en Mateo 5:17-20: “No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.
Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los mas pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, esté será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
Vayamos al 1 punto que es la importancia de la ley. (verso 17) No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir
Durante algún tiempo tuve dificultad para entender el concepto de la ley en la vida cristiana, por un lado veía que la ley y ser legalista era algo aburrido y cansado, por el otro veía que la gracia de Dios es grande y que una vez perdonado el te perdonaría siempre. Sin embargo, pasando los años me di cuenta que esto no es así, que un Dios santo exige perfección y que mientras no tengamos una vida de acuerdo con las ordenanzas de Cristo va a ser difícil vivir victoriosamente y dando fruto.
Aquí Jesús habla de un punto parecido, desde el comienzo de su ministerio ya se la había acercado un grupo llamado “los fariseos” cuyo estricto apoyo a la ley que Dios le dio a Moisés era su razón de vida. Ellos tenían razón en que la ley debe de ser observada, sin embargo perdieron de vista que la ley no te hace santo en sí misma, por que no puede erradicar el pecado si no hay una intervención de Dios, a pesar de que la ley es santa por proceder de Dios y puede ser fuente de alegría en el corazón del hombre, si no se entiende a través de la gracia la ley pierde todo sentido y aplicación.
Jesús hace una réplica a los fariseos en este pasaje, ellos le habían levantado ciertas acusaciones como la de “haber ocupado el lugar de Moisés” y el de atacar las normas dadas por Dios en el Antiguo Testamento. Sin embargo Jesús hace una declaración asombrosa, ya que menciona que “No he venido a abolir la ley.. sino cumplirla”. Esto es una declaración fuerte ya que levanta la pregunta: ¿Cómo un hombre joven puede cumplir los 613 preceptos que se manejan en el Antiguo Testamento(preceptos divididos en leyes civiles, religiosas y morales)? ¿Cómo el puede cumplir lo dicho por los profetas?
La respuesta se vería más adelante en el ministerio de Jesús, ya que la única persona que podía cumplir esto era Aquel de quien escribió Moisés, de quien escribieron los profetas, esto es, el Mesías que habría de venir, no solo a liberar a Su pueblo de un yugo, sino a salvarlo y darles una nueva vida en El.
La ley seguía siendo valida en tiempos de Jesús, debido a que “el verdadero cordero de la pascua” no había sido entregado todavía y las credenciales de ese cordero tenían que ser acorde a lo que se había escrito de El.
De aquí pasamos al segundo punto que es, ¿Por qué solo en Cristo podemos encontrar sentido a la ley? (verso 18-19). Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los mas pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, esté será llamado grande en el reino de los cielos.
Vimos en el verso anterior que Cristo menciona que la ley no será abolida por El sino será cumplida. ¿A que se refiere con esto? La ley fue dada a un pueblo que ya era salvo, ese pueblo había sido sacado por Dios e iba a ser llevado a un lugar de una promesa. Todo el sistema de sacrificios era una sombra de Cristo, Cristo en realidad es la sombra en la ley de Moisés ya que todo apunta a El. Es interesante notar eso, ya que desde Génesis 3:15 toda la Biblia apunta de una u otra manera a aquella persona que habría de venir para traer una reconciliación con Dios.
En el verso 18 también Jesús da un punto interesante, la importancia de la Biblia en la vida de Jesús. La cuestión de que la Biblia es Palabra de Dios no fue algo creado por Pablo, ni por los padres de la iglesia, ni por los reformadores. El mismo Cristo lo manifestó. Creemos en al autoridad de las Escrituras porque nuestro Señor creía en la autoridad de las Escrituras, ya que apuntan a El y se cumplen en El.
En el verso 19, Jesús nos enseña que la ley moral del Antiguo Testamento es el estándar de justicia del reino de Cristo. Recordemos que la ley se dividía en 3 rubros, la civil, la religiosa y la moral La ley Moral era la mas corta: los diez mandamientos. Todavía esto se resumía en dos mandamientos más cortos de acuerdo a palabras de Jesús: Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas; y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero, ¿cómo puede alguien amar a Dios si no lo conoce? ¿Cómo puedo amar a mi prójimo como a mí mismo? La ley sigue siendo valida, sigue revelando a Dios, su carácter y voluntad para nosotros, revela la verdadera naturaleza del hombre. Dios no puso esos mandamientos para que no se cumplieran, sino para que el pueblo que había sido salvo supiera la dependencia que se requiere de Dios y la necesidad de El para vivir una vida en esta tierra. Cristo cumple esto debido a que era Dios hecho hombre, siendo Dios sabía su verdadero significado y la dificultad que tiene el hombre a causa del pecado. Pero el hombre no solo necesitaba que alguien la cumpliera sino que se hiciera una redención, expiación, propiciación y reconciliación para así estar bien con Dios, esto se traduce a la justificación de la cuál hablaremos más adelante. Este verso nos exige un nivel de enseñanza real de la ley que es lo que veremos en el tercer punto
Aquí pasamos al tercer punto que es, ¿Cómo vivir de acuerdo a la ley? (verso 20) Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
Recordemos que la Biblia fue escrita para creyentes, el Antiguo Testamento fue escrito para los que creían en el Dios verdadero, el Nuevo es más claro aún, podemos tomar la introducción de diversas cartas de Pablo: “a la iglesia” “a los hermanos”, quienes son ellos sino solo los que creen en las promesas dadas en Jesús.
Aquí Jesús pone un nivel de comparación alto, los escribas y fariseos eran maestros de la ley y por lo tanto tenían que conocer la ley. Sin embargo esto no era así, vemos que no sabían el significado real de la ley y esto los volvió legalistas, cometieron un pecado un teólogo llamó la “bibliolatría” ya que la Biblia no fue dada para ser adorada, sino para que a través de ella pudiéramos conocer a la persona a la cual debemos adorar. Esto sigue pasando hoy en día, vemos en muchas partes la salvación por el conjunto de obras (reglas que debes y no debes de hacer) y esto no es así. Se desvirtúa por completo el mensaje y la figura de Cristo Se empaña.
Hace tiempo estuve en una reunión juvenil donde habían invitado a un ministro como parte de un panel para discutir diversos temas. Por lo menos uno de los líderes se conocía por su celo a las cosas de Dios, sin embargo en una de las preguntas el ministro sacó la Biblia para exponer su razonamiento y esto molesto al líder, por que saca la Biblia en este instante, preguntó. Me quedé impactado, si no es por las escrituras, como podemos conocer el verdadero mensaje? La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, esto es precisamente lo que pasaba con los escribas y fariseos, tenían celo pero no de acuerdo a la Biblia sino de acuerdo a sus intereses, sin embargo su justicia no era suficiente debido a que la ley nos revela la naturaleza de la salvación ya que nos enseña que no podemos ser salvos por la ley.
Por la ley no podemos extirpar el pecado, ya que solo eso puede ser quitado por el sacrificio de Cristo, la ley estaba siendo vista de una manera erróneo, primero uno tiene que recordar que ya ha sido salvado para entender la ley y no al revez. La ley la dio Dios y no el hombre y la dio como una forma de vivir en santidad y en una relación con El, no para salvarse o justificarse.
Entonces, la pregunta que surge con respecto a Dios a la luz de esto es: ¿Cómo puedo estar bien con Dios? ¿Cómo puedo agradar a Dios?
La primera se responde con la Justificación, la única manera en que un pecador puede estar bien con El es a través de poder ser declarado justo, no la justicia por la cual El es en si justo, sino la justicia que otorga para ti y para mí donde por la muerte de Cristo en la cruz ya no te ve más como un pecador, sino que ve la sangre del Cordero y ninguna condenación viene a pesar sobre ti y eres declarado justo ante El como alguien que no cometió pecado ya que Cristo expió por ti, pago en tu lugar y llevó el pecado con el cual peleabas.
¿Cómo poder estar seguro de esta gran verdad? La respuesta es cuando empiezas a tener luchas con el pecado, el no cristiano no las puedes tener ya que el pecado esta arraigado en él, pero con el cristiano la cosa cambia debido a que ya sabe lo que esta mal, por que Cristo ya esta morando en él.
Esta doctrina es la base sobre la cual la iglesia se mantiene de pie o cae y es también la base sobre la cual la vida de un verdadero creyente se mantiene de pie o cae. Y es a través de esto que podemos sobrepasar la justicia de los fariseos y escribas ya que Cristo cumplió la ley por nosotros y hemos llegado a ser justos.
Fiodor Dostovieski, novelista famoso de Rusia, trato este tema después de la muerte de su esposa Masha y escribió después del funeral algo que ha permanecido hasta el día de hoy: Nadie vive de acuerdo al ideal. Nadie puede amar perfectamente a su prójimo como a sí mismo. Nadie puede cumplir del todo la ley de Cristo. Dios no puede pedir tanto y quedarse satisfecho con tan poco. Estamos hechos para aquello que es demasiado grande para nosotros. Es por esta misma razón, que debo creer en una vida después de la muerte. Sin esta creencia, nuestra vana lucha por cumplir con la ley de Cristo no tendría sentido. Es este mismo anhelo, nuestro fracaso, nuestro sentido de que nos falta algo lo que nos obliga a abandonarnos en la misericordia de Dios. Nuestra imperfección en esta vida requiere otra realización más completa de ese ideal.
¿Quieres estar bien con Dios? ‘Quieres tener certeza de que has sido librado del pecado? Ven a Cristo. Acércate con confianza a El, ya que El es poderoso para guardarnos sin caída y presentarnos sin mancha delante de su gloria con grande alegría.
Jesús y la Ley
Mateo 5:17-20
La moral es un árbol que da moras, esa fue una definición que dio un antiguo político mexicano cuando le cuestionaron sobre la moral. Quizá suene un poco gracioso pero si vemos el mundo el día de hoy y el concepto que tiene de la ley, reglas y normas, sumando la relatividad que existe, podríamos ver que quizá la frase que dijo el político no este muy fuera de la realidad que una persona que no es creyente tiene sobre estos asuntos. Es curioso si hiciéramos este ejercicio, creo que ningún abogado mexicano sabe cuantas leyes federales existen, con tanto ordenamiento, ¿cómo se puede ser un ciudadano modelo en el siglo XXI? ¿Cómo cumplir con la ley de Dios si no comprendemos su significado?
En los sermones pasados estuvimos estudiando las bienaventuranzas de Jesús y pudimos ver los altos estándares que se exigen en el reino y como podemos ser cristianos en un mundo que no lo es. Sin embargo Jesús ha explicado su reino sin referirse a la ley, la norma de comportamiento. Es curioso que haya empezado primero con las bendiciones, pero no por eso iba a dejar pasar de lado la ley y más curioso aún es que solo por El podemos encontrar un sentido a la ley.
Jesús ahora nos va a explicar las reglas, el estándar del reino y su relación con el Antiguo Testamento. Jesús nos dará aquí su enseñanza del lugar que tiene la ley en la vida Cristiana.
Los puntos a tratar el día de hoy son: 1) ¿Cuál es la importancia de la ley?, 2) ¿Por qué solamente en Cristo podemos encontrar un sentido a la ley? y 3) ¿Cómo vivir de acuerdo a la ley?
Vayamos al pasaje en Mateo 5:17-20: “No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.
Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los mas pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, esté será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
Vayamos al 1 punto que es la importancia de la ley. (verso 17) No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir
Durante algún tiempo tuve dificultad para entender el concepto de la ley en la vida cristiana, por un lado veía que la ley y ser legalista era algo aburrido y cansado, por el otro veía que la gracia de Dios es grande y que una vez perdonado el te perdonaría siempre. Sin embargo, pasando los años me di cuenta que esto no es así, que un Dios santo exige perfección y que mientras no tengamos una vida de acuerdo con las ordenanzas de Cristo va a ser difícil vivir victoriosamente y dando fruto.
Aquí Jesús habla de un punto parecido, desde el comienzo de su ministerio ya se la había acercado un grupo llamado “los fariseos” cuyo estricto apoyo a la ley que Dios le dio a Moisés era su razón de vida. Ellos tenían razón en que la ley debe de ser observada, sin embargo perdieron de vista que la ley no te hace santo en sí misma, por que no puede erradicar el pecado si no hay una intervención de Dios, a pesar de que la ley es santa por proceder de Dios y puede ser fuente de alegría en el corazón del hombre, si no se entiende a través de la gracia la ley pierde todo sentido y aplicación.
Jesús hace una réplica a los fariseos en este pasaje, ellos le habían levantado ciertas acusaciones como la de “haber ocupado el lugar de Moisés” y el de atacar las normas dadas por Dios en el Antiguo Testamento. Sin embargo Jesús hace una declaración asombrosa, ya que menciona que “No he venido a abolir la ley.. sino cumplirla”. Esto es una declaración fuerte ya que levanta la pregunta: ¿Cómo un hombre joven puede cumplir los 613 preceptos que se manejan en el Antiguo Testamento(preceptos divididos en leyes civiles, religiosas y morales)? ¿Cómo el puede cumplir lo dicho por los profetas?
La respuesta se vería más adelante en el ministerio de Jesús, ya que la única persona que podía cumplir esto era Aquel de quien escribió Moisés, de quien escribieron los profetas, esto es, el Mesías que habría de venir, no solo a liberar a Su pueblo de un yugo, sino a salvarlo y darles una nueva vida en El.
La ley seguía siendo valida en tiempos de Jesús, debido a que “el verdadero cordero de la pascua” no había sido entregado todavía y las credenciales de ese cordero tenían que ser acorde a lo que se había escrito de El.
De aquí pasamos al segundo punto que es, ¿Por qué solo en Cristo podemos encontrar sentido a la ley? (verso 18-19). Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los mas pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, esté será llamado grande en el reino de los cielos.
Vimos en el verso anterior que Cristo menciona que la ley no será abolida por El sino será cumplida. ¿A que se refiere con esto? La ley fue dada a un pueblo que ya era salvo, ese pueblo había sido sacado por Dios e iba a ser llevado a un lugar de una promesa. Todo el sistema de sacrificios era una sombra de Cristo, Cristo en realidad es la sombra en la ley de Moisés ya que todo apunta a El. Es interesante notar eso, ya que desde Génesis 3:15 toda la Biblia apunta de una u otra manera a aquella persona que habría de venir para traer una reconciliación con Dios.
En el verso 18 también Jesús da un punto interesante, la importancia de la Biblia en la vida de Jesús. La cuestión de que la Biblia es Palabra de Dios no fue algo creado por Pablo, ni por los padres de la iglesia, ni por los reformadores. El mismo Cristo lo manifestó. Creemos en al autoridad de las Escrituras porque nuestro Señor creía en la autoridad de las Escrituras, ya que apuntan a El y se cumplen en El.
En el verso 19, Jesús nos enseña que la ley moral del Antiguo Testamento es el estándar de justicia del reino de Cristo. Recordemos que la ley se dividía en 3 rubros, la civil, la religiosa y la moral La ley Moral era la mas corta: los diez mandamientos. Todavía esto se resumía en dos mandamientos más cortos de acuerdo a palabras de Jesús: Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas; y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero, ¿cómo puede alguien amar a Dios si no lo conoce? ¿Cómo puedo amar a mi prójimo como a mí mismo? La ley sigue siendo valida, sigue revelando a Dios, su carácter y voluntad para nosotros, revela la verdadera naturaleza del hombre. Dios no puso esos mandamientos para que no se cumplieran, sino para que el pueblo que había sido salvo supiera la dependencia que se requiere de Dios y la necesidad de El para vivir una vida en esta tierra. Cristo cumple esto debido a que era Dios hecho hombre, siendo Dios sabía su verdadero significado y la dificultad que tiene el hombre a causa del pecado. Pero el hombre no solo necesitaba que alguien la cumpliera sino que se hiciera una redención, expiación, propiciación y reconciliación para así estar bien con Dios, esto se traduce a la justificación de la cuál hablaremos más adelante. Este verso nos exige un nivel de enseñanza real de la ley que es lo que veremos en el tercer punto
Aquí pasamos al tercer punto que es, ¿Cómo vivir de acuerdo a la ley? (verso 20) Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
Recordemos que la Biblia fue escrita para creyentes, el Antiguo Testamento fue escrito para los que creían en el Dios verdadero, el Nuevo es más claro aún, podemos tomar la introducción de diversas cartas de Pablo: “a la iglesia” “a los hermanos”, quienes son ellos sino solo los que creen en las promesas dadas en Jesús.
Aquí Jesús pone un nivel de comparación alto, los escribas y fariseos eran maestros de la ley y por lo tanto tenían que conocer la ley. Sin embargo esto no era así, vemos que no sabían el significado real de la ley y esto los volvió legalistas, cometieron un pecado un teólogo llamó la “bibliolatría” ya que la Biblia no fue dada para ser adorada, sino para que a través de ella pudiéramos conocer a la persona a la cual debemos adorar. Esto sigue pasando hoy en día, vemos en muchas partes la salvación por el conjunto de obras (reglas que debes y no debes de hacer) y esto no es así. Se desvirtúa por completo el mensaje y la figura de Cristo Se empaña.
Hace tiempo estuve en una reunión juvenil donde habían invitado a un ministro como parte de un panel para discutir diversos temas. Por lo menos uno de los líderes se conocía por su celo a las cosas de Dios, sin embargo en una de las preguntas el ministro sacó la Biblia para exponer su razonamiento y esto molesto al líder, por que saca la Biblia en este instante, preguntó. Me quedé impactado, si no es por las escrituras, como podemos conocer el verdadero mensaje? La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, esto es precisamente lo que pasaba con los escribas y fariseos, tenían celo pero no de acuerdo a la Biblia sino de acuerdo a sus intereses, sin embargo su justicia no era suficiente debido a que la ley nos revela la naturaleza de la salvación ya que nos enseña que no podemos ser salvos por la ley.
Por la ley no podemos extirpar el pecado, ya que solo eso puede ser quitado por el sacrificio de Cristo, la ley estaba siendo vista de una manera erróneo, primero uno tiene que recordar que ya ha sido salvado para entender la ley y no al revez. La ley la dio Dios y no el hombre y la dio como una forma de vivir en santidad y en una relación con El, no para salvarse o justificarse.
Entonces, la pregunta que surge con respecto a Dios a la luz de esto es: ¿Cómo puedo estar bien con Dios? ¿Cómo puedo agradar a Dios?
La primera se responde con la Justificación, la única manera en que un pecador puede estar bien con El es a través de poder ser declarado justo, no la justicia por la cual El es en si justo, sino la justicia que otorga para ti y para mí donde por la muerte de Cristo en la cruz ya no te ve más como un pecador, sino que ve la sangre del Cordero y ninguna condenación viene a pesar sobre ti y eres declarado justo ante El como alguien que no cometió pecado ya que Cristo expió por ti, pago en tu lugar y llevó el pecado con el cual peleabas.
¿Cómo poder estar seguro de esta gran verdad? La respuesta es cuando empiezas a tener luchas con el pecado, el no cristiano no las puedes tener ya que el pecado esta arraigado en él, pero con el cristiano la cosa cambia debido a que ya sabe lo que esta mal, por que Cristo ya esta morando en él.
Esta doctrina es la base sobre la cual la iglesia se mantiene de pie o cae y es también la base sobre la cual la vida de un verdadero creyente se mantiene de pie o cae. Y es a través de esto que podemos sobrepasar la justicia de los fariseos y escribas ya que Cristo cumplió la ley por nosotros y hemos llegado a ser justos.
Fiodor Dostovieski, novelista famoso de Rusia, trato este tema después de la muerte de su esposa Masha y escribió después del funeral algo que ha permanecido hasta el día de hoy: Nadie vive de acuerdo al ideal. Nadie puede amar perfectamente a su prójimo como a sí mismo. Nadie puede cumplir del todo la ley de Cristo. Dios no puede pedir tanto y quedarse satisfecho con tan poco. Estamos hechos para aquello que es demasiado grande para nosotros. Es por esta misma razón, que debo creer en una vida después de la muerte. Sin esta creencia, nuestra vana lucha por cumplir con la ley de Cristo no tendría sentido. Es este mismo anhelo, nuestro fracaso, nuestro sentido de que nos falta algo lo que nos obliga a abandonarnos en la misericordia de Dios. Nuestra imperfección en esta vida requiere otra realización más completa de ese ideal.
¿Quieres estar bien con Dios? ‘Quieres tener certeza de que has sido librado del pecado? Ven a Cristo. Acércate con confianza a El, ya que El es poderoso para guardarnos sin caída y presentarnos sin mancha delante de su gloria con grande alegría.

